Estropear el vestido, como podríamos decir en español, es la última moda en la fotografía de bodas. Es como una declaración de que la boda se ha realizado ya y el vestido no volverá a usarse.

El propósito de su creación ha quedado atrás, por lo que no importará ensuciarlo, mojarlo o, en casos extremos, tirarlo o destruirlo. Esta tendencia busca darle a ese vestido un final diferente.
En las fotos, el vestido se moja, se rompe, se mancha… Desde sumergirse en el mar o en un río hasta tumbarse en lugares que ensucian el traje, como tierra húmeda, pintura, etc. La idea es perderle ese respeto al blanco, dejar a un lado la seriedad del matrimonio para demostrarle al mundo que son una pareja moderna y muy compenetrada.


Antiguamente, en las bodas de nuestros abuelos, tenían suerte si se quedaban con dos o
tres fotos. Posteriormente, cuando ya se elaboraban álbumes profesionales, se tenían fotos en diferentes localizaciones y posturas. Actualmente, eso sobrepasa la tradición y estamos aburridos de ver en la repisa de la sala la foto típica de boda de nuestros padres, así que buscamos ir más allá. ‘Trash the dress’ no es una sesión de fotos común para tu boda, sino una sumamente especial donde puedes lograr imágenes de ensueño, creativas, originales y muy personales. Los novios destruyen, en sentido figurado, el vestido de la novia y el traje del novio. Suele ser una sesión muy relajada y divertida, pues ya nadie está presionado, y, a la vez, es un trabajo muy creativo y romántico


Una sesión ‘trash the dress’ no es para cualquier novia, sino para aquella atrevida. Además, deberá importarle el estado en el que termine el vestido y eso dependerá totalmente de ella. No por esto la sesión dejará de ser divertida y se buscará exaltar el romanticismo, la locura y la alegría. No basta con mirar a la cámara y sonreír, en algunos casos se hacen deportes de riesgo o se recrean películas o papeles que disfruten los novios. En ‘trash the dress’ todo vale.